jueves, 19 de julio de 2012

Aplicación del Ozono en los Hospitales

APLICACION DEL OZONO EN LOS HOSPITALES Se descubrió que el principal medio de contagio es el aire, y por tanto, los numerosos métodos que se han ensayado van encaminados a la esterilización de éste. En el punto de partida de la propagación de las infecciones iatrógenas, se halla el enfermo portador de bacterias, y el hombre sano. Al toser; al hablar e incluso al respirar, de las cavidades nasales y bucales salen bacterias que pasan al aire. Estas flotan en el aire adheridas a microscópicas gotas de saliva. Las de mayor tamaño no tardan en depositarse en el suelo, sobre los objetos de instalación y mobiliario, así como en la piel de los enfermos y hasta en los vendajes. Las partículas más pequeñas siguen flotando durante un tiempo más prolongado, y cuando el enfermo respira llegan a las vías respiratorias del mismo, depositándose sobre las manos del enfermo y del personal sanitario, sirviendo también de punto de partida para la infección. Las bacterias pasan también a la atmósfera desde la superficie de las heridas purulentas, y ello aunque las heridas sean tratadas en estado vendado. Este modo de propagación amenaza especialmente el aire de las salas de cura y de operaciones. Durante el curso del vendado o de la operación se depositan en las heridas de otros enfermos y constituyen un grave obstáculo para la curación de las heridas. De todo esto se deduce la importancia de comenzar por la total esterilización del aire que rodea a personas y objetos, que es el principal medio de infección y contagio. Recientemente se ha llegado a la conclusión de que el mejor procedimiento es la utilización del OZONO, gas alotrópico del oxígeno con un elevadísimo poder oxidante, que aplicado en pequeñas dosis en el aire produce un efecto fulminante en la población bacteriana del aire, garantizando una perfecta asepsia. El OZONO, en su utilización en este tipo de establecimientos públicos cumple un doble papel benefactor, aparte del elevado poder desinfectante como ya hemos mencionado, está su gran efecto desodorizante. Al mismo tiempo que destruye por oxidación las bacterias, descompone las sustancias orgánicas y productoras de los olores molestos que en estos lugares se originan. Comencemos por ese olor a medicamento y desinfectante que es característico en todo centro sanitario, que incluso puede sugestionar al paciente y ayudarte a no olvidar que es un inigualable desinfectante, elimina ese característico olor a medicina. Ya en la sala de espera, la acumulación de personas da origen a que el ambiente esté cargado y lo que es más, allí se mezclan enfermos con personas sanas, y el peligro de contagio es inminente. Aquí el OZONO, por lo anteriormente dicho, encuentra un perfecto lugar para su benéfica acción. No olvidando al mismo tiempo que sus moléculas son iones negativos, evitando posibles estados nerviosos a que da lugar la simple espera. En los quirófanos, salas de curación y reconocimientos sería redundancia repetir su acción desodorizante y esterilizante. Así como en las habitaciones y especialmente en las salas comunes, el OZONO es la solución ideal para los problemas que allí se originan: contagio, olores, etc.

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